Airbus A380, Pepsi Blue, Galaxy Note 7 y otras ideas de grandes compañías que salieron mal
La compañía europea nunca obtuvo realmente un beneficio de negocios, pues se estima que gastó US$25.000 millones en el desarrollo del A380. El trágico final de este avión es el último de una lista de varios productos y proyectos que no lograron despegar pese a estar impulsados por algunas de las compañías más exitosas del mundo. O, dicho de otro modo: incluso los gigantes tropiezan.
1. Pepsi Blue
Lanzada en 2002, Pepsi Blue fue una bebida con sabor a frutos del bosque promovida por la compañía de refrescos sin escatimar en recursos. La cantante Britney Spears fue contratada para atraer a los adolescentes hacia este nuevo producto.
Sin embargo, los problemas de Pepsi Blue comenzaron desde su fase de planificación: estaba hecha con Blue1, un colorante alimenticio prohibido en varios países. Las ventas fueron tan pobres que se llevó a interrumpir la producción en Estados Unidos en 2004, aunque todavía se puede encontrar en Indonesia y Filipinas.
2. Galaxy Note 7 de Samsung
Lanzado en agosto de 2016, el vistoso teléfono Galaxy Note 7 de Samsung fracasó debido a problemas de seguridad. Los dispositivos se incendiaban de forma espontánea e incluso hubo un caso en que ocurrió en pleno vuelo de un avión en Estados Unidos, lo cual llevó a la retirada masiva del aparato en todo el mundo. Unos 2,5 millones de teléfonos fueron sacados del mercado para revisión y reacondicionamiento.
Samsung insistía en que todos los dispositivos reemplazados eran seguros, pero después llegaron reportes de que las baterías de los Galaxy Note 7 también sufrían sobrecalentamiento. Finalmente, el producto fue dejado de fabricar por completo.
3. Zune de Microsoft
Después de que su rival Apple llegó a controlar el mercado de los reproductores de música portátiles con el iPod, Microsoft lanzó su propia apuesta. El Zune ofrecía características que no tenían los iPod, como la capacidad de compartir canciones con otros usuarios de forma inalámbrica. Pero el producto nunca desafió el dominio de Apple y salió del mercado en 2011.
4. FuelBand de Nike
El gigante de la ropa deportiva Nike lanzó su dispositivo de monitoreo de actividad física FuelBand en 2012. Pero los clientes no quedaron fascinados por esta tecnología, que nunca supuso una amenaza el dominio que Fitbit tenía del mercado. Es por eso que, tras dos años de su lanzamiento, Nike anunció que dejaría de producir FuelBand.
5. Segway
Apareció en 2001 como un transporte personal de dos ruedas vaticinado por algunos como un invento revolucionario: el Segway. De hecho, su lanzamiento fue presentado en vivo por televisión en Estados Unidos.
Sus creadores soñaron con ventas de 10.000 unidades por semana, pero pronto se enfrentaron a una dura realidad: en siete años se vendieron menos de 30.000 aparatos. Los altos precios y las altas expectativas de ganancias contribuyeron a la caída del negocio. Los Segways en estos días solo tienen un uso muy restringido para personal de seguridad y de emergencias.
6. Aibo de Sony
El robot-perro de Sony llegó al mercado en 1999 con una gran promesa: Aibo podría responder a 100 comandos e incluso hablar. Sin embargo, aunque las primeras 3.000 unidades se agotaron en menos de una hora, el producto nunca llegó a ser rentable. Sony terminó su producción en 2006. No obstante, el año pasado se anunció una reaparición limitada al módico precio de casi US$3.000 por unidad.
7. EV1 de General Motors
No fue ni Elon Musk ni Tesla: el primer automóvil eléctrico producido en serie del mundo fue el EV1 de General Motors, que nació en 1996 en EE.UU. A pesar de ser revolucionario, el vehículo pronto se encontró con varios baches tecnológicos.
Uno era que no podía funcionar en climas extremadamente fríos, por lo que solo estaba disponible para los mercados de dos estados de ese país: California y Arizona. En cuatro años, GM vendió poco más de 1.100 unidades y el auto fue descartado en 1999.
8. Universidad Trump
El actual presidente de Estados Unidos puso en marcha su aventura educativa en 2005, con la promesa de enseñar a la gente cómo hacer dinero en el sector inmobiliario.
Pero su escuela, la Universidad Trump, cerró cinco años después en medio de acusaciones de fraude y una demanda de estudiantes descontentos. En marzo de 2017, ya en la Casa Blanca, Trump resolvió el caso con el pago de US$25 millones.
Fuente | La Nacion