por Mundo Dinero
3 Julio de 2020Su empresa es Sanduba, una franquicia de comida rápida y saludable. El negocio tiene más de 10 años en el mercado. Cuenta con 9 locales en Argentina y también tiene presencia en Brasil.
Traemos la historia de Feliciano Zantedeschi y Camila Castro. Dos soñadores convertidos en empresarios. Hoy nos cuentan cómo lograron el éxito.
Sanduba es una cadena de franquicias gastronómicas. Trabaja dentro del rubro Fast Food. Se especializa en comida equilibrada: ofrece ensaladas y sándwiches que el cliente puede armar y aderezar con las salsas de la casa.
Realmente no se cocina en los locales. La empresa cuenta con una fábrica. Una cocina industrial que provee a todos sus franquiciados con carnes cocidas y congeladas.
Trabajan con la modalidad de dark kitchen, una “cocina fantasma” en Buenos Aires que concentra los pedidos de las aplicaciones de envíos a domicilio.
Sanduba tiene 9 locales en Argentina y un Food Truck en el aeropuerto de Rosario. Durante el 2020 tienen prevista la apertura de 5 nuevos locales entre Buenos Aires, Córdoba y Rosario. La empresa está creciendo también en Brasil, donde operan desde el 2015.
Feliciano (argentino) y Camila (brasilera) se conocieron mientras trabajaban en Nueva Zelanda. Se hicieron pareja y se vinieron a vivir a Argentina con el proyecto de crear su propia empresa con el dinero de sus ahorros.
Sus familias desalentaban a la idea de emprender por la situación económica argentina y por las prometedoras carreras profesionales que estarían dejando atrás.
Sin embargo la pareja insistió porque consideró que podrían aprovechar mejor el dinero traído en dólares.
Camila: yo no conocía Argentina y no hablaba español. Fue difícil acostumbrarme a la cultura y a estar lejos de mi familia.
Hubo mucho llanto y muchas discusiones tratando de demostrar que la decisión de vivir y emprender acá podía funcionar y que podríamos hacer todo solos.
El que persevera ¡alcanza!
Camila y Feliciano tenían una agenda con el boceto y las indicaciones exactas de cómo querían el negocio.
Alquilaron un local de 20 metros cuadrados ¡Buscaron en internet desde cómo pintar hasta cómo construir una pared! Y con sus propias manos -y algo de ayuda de un hermano- le dieron vida al primer establecimiento.
Feliciano: soñamos Sanduba tal como es hoy. Los mismos metros cuadrados. Un local sin cocina y la atención diferenciada que tenemos.
Inauguraron. Y en el proceso fueron aprendiendo cómo armar los sándwiches. Los platos gustaron, pero sus primeros invitados consideraban que el menú no era suficiente.
Camila: Dijeron que era rico, sí. Pero que Argentina era muy tradicional. “La gente acá come empanadas, milanesas, pizza y asado. Un local así no va a funcionar”.
Feliciano: Nos decían “te vas a fundir” ¿Qué vas a hacer en el invierno? Tenés que vender sopa, locro, empanadas ¡No podés solamente vender eso!
Nuestras primeras semanas fueron de mucha inseguridad por parte de los demás. Nosotros estábamos convencidos de estar en el camino correcto.
Al principio perdían el 70% de los clientes porque entraban al local buscado las típicas empanadas o tartas. Otras personas se quedaban para probar y luego regresaban con amigos.
“Camila y yo trabajamos todo el día conquistando clientes, era nuestro desafío”.
Le fueron enseñando a la gente cómo armar un sándwich y el formato gustó. El primer negocio empezó a funcionar. A los seis meses tenían filas de gente para ingresar al local.
Sus tropiezos
Desconocían el negocio al que estaban ingresando. Al principio no tenían un proceso establecido, no sabían cuánto cobrar por el producto, no sabían cuánto debían trabajar para cubrir los gastos mínimos. “Estábamos todo el día trabajando para vender 20 sándwiches”.
Se entusiasmaron demasiado pronto con la cantidad de gente que estaban recibiendo.
Se aventuraron a abrir otro local, a seis cuadras de distancia, en una ciudad pequeña.
Feliciano: mi hermano entró como socio en el segundo local y alquilamos todo con el impulso ganador que traíamos.
La gente se empezó dividir. Ahora tenían dos locales y facturaban lo mismo que al principio. Sin clientes nuevos y con el doble de gasto quebraron el negocio en un año.
Camila: fue una época complicada. Todas las noches pensábamos en desistir.
No teníamos dinero para hacer nada y teníamos que pedir plata a la familia.
Decidieron cerrar el negocio y abrir en otro lugar para trabajar y pagar las deudas.
Sin embargo, una semana antes de mudarse se incendia el departamento donde vivían.
Feliciano: Tuvimos que empezar de nuevo y encontrar otro lugar donde vivir. Fueron dos meses de muchísimos estrés.
Un emprendedor tiene que seguir adelante.
Encontraron un local en Gualeguaychú. De un día para otro se mudaron, instalaron el mobiliario y abrieron el nuevo local. Fue un éxito desde la primera semana. El primer año saldaron todas sus deudas y continuaron invirtiendo para mejorar el negocio.
El salto a la franquicia
Jorge Nery visitaba Gualeguaychú por trabajo. Era cliente del local y le gustaba la idea de implantar Sanduba en Paraná. Insistió por un tiempo y los logró convencer.
Jorge: desde un principio me llamó la atención. En Entre Ríos no abundan las franquicias. Menos en una ciudad del interior.
Feliciano: nuestro sueño era abrir locales pero no estábamos seguros de estar listos. Finalmente le digo ¡vamos para adelante! Busca locales, dame una seña y abramos.
Estuve viviendo un mes en Paraná. Armamos el negocio con Jorge y su familia con manos de emprendedores. Tal como lo habíamos hecho con el primer local.
Estrategias exitosas
El diseñador que en ese momento les hacía la folletería les propuso hacer un combo con precios bajos. Al principio se resistían por miedo a generar pérdidas. Sin embargo lo pusieron en marcha y la respuesta fue automática. Triplicaron sus ventas mes a mes.
Feliciano: fue mágico. Es la sensación de estar haciendo algo que funciona. Sanduba estaba en la boca de todos.
Camila: los locales se empezaron a llenar. Sanduba era el punto de encuentro de los chicos de las escuelas.
Incursión a Brasil
En medio del éxito de Sanduba. Deciden franquiciar los locales propios e irse a Brasil para expandir el negocio allá.
En Brasil se encontraron un panorama muy diferente. “La competencia es muy agresiva”, compiten por volumen y bajan los precios para vender más. Fue un aprendizaje paulatino porque nuevamente lo estaban haciendo solos, en una ciudad nueva, sin conocer a nadie.
Feliciano: en Brasil aprendimos a apuntarle a un cliente determinado. Definir quién es tu cliente, cómo lo querés tratar, cuál es el producto que busca, cuánto puede pagar. Todo lo aprendimos en Brasil y lo implementamos en Argentina.
Cuando se sentaron a “repensar el cliente”, notaron que habían perdido el foco.
Tenían un público adolescente. Sin embargo su intención era “llegar a un público que valore lo equilibrado, comer verduras y probar nuevos aderezos”.
Aprendieron estrategias para atraer al público que buscaban. Remodelaron desde el local hasta el logotipo. ¡Y funcionó! Se transformaron en un producto diferente.
Brasil les abrió la cabeza para reformular su modelo de negocio y crecer como una gran franquicia.
Las claves de Sanduba
Después de 10 años Sanduba está bien posicionada.
Es una empresa fácil de montar en un local pequeño.
Prescinde de muchas de las exigencias del rubro gastronómico porque no cocina en los locales.
Demanda menos horas de trabajo diario que otros negocios.
Es una franquicia económica. Su precio oscila entre 30 y 40 mil dólares.
El futuro de Sanduba
Camila: proyectamos hacer de Sanduba la franquicia de comida rápida y equilibrada más grande de América Latina.
Estoy muy orgullosa de saber que el sueño que nació en Tailandia se hizo realidad.
Estoy muy orgullosa de saber que hago parte de esta historia y que los franquiciados están felices.
Feliciano: me considero mucho más maduro para afrontar la expansión. Estoy preparado para ayudar a nuevos franquiciados no solo a abrir locales y ganar plata sino a crecer como personas y a tener una vida más equilibrada. Nuestra filosofía se traslada a todo, al trabajo, a la familia, la comida, a los tiempos que uno maneja...
En respuesta a la pandemia
Sanduba continúa con su propósito a pesar de las dificultades. Los locales están adaptados al concepto de “restaurantes fantasma” o dark kitchens.
En un mismo local se desarrollan entre 6 y 10 marcas que venden sus productos a través de las plataformas de envíos a domicilio.
Además de los clásicos Sanduba, la gente pide desde sus aplicaciones: hamburguesas, pizzas, empanadas y otros productos con marca propia. Estos “restaurantes fantasma” le brindan al franquiciado más productos para vender “y el flujo se está manteniendo”.
Más allá de este momento, se plantea mantener esta modalidad a futuro. La propuesta es crecer como franquicia de dark kitchens donde los restaurantes alojen varias marcas y dentro de ellas Sanduba.
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