El Régimen de Alta Inflación como política de estado
Esta semana se conoció el dato inflacionario. Registró una suba del 3,2% y un acumulado del 25,3% en 2021, con un incremento del 50,2% interanual. El dato de junio, si bien es un descenso con respecto a los últimos meses (marzo 4,8%; abril 4,1% y mayo 3,3%) es insuficiente. Por todas las medidas impuestas por el Gobierno se esperaba una mayor caída. En este sentido Mariano Otálora señala “fue un dato duro, por que si bien es el menor en 2021, con todas las medidas que tomó el oficialismo (control de precios, congelamiento de tarifas de servicios, restricciones cambiarias), se quedó corto y no pudo romper la barrera del 3%”
Lo inquietante es que, muchas de las recetas aplicadas en este primer semestre no van a poder ser utilizadas para el segundo semestre. Por esto, se espera un alza de la inflación al cerrar el año y el descenso de la inflación en junio se quedó corto. Otálora señala que “el dólar pasó de devaluar del 3% al rango del 1%, atrasando el tipo de cambio, y los precios bajaron su suba del 4% al 3%. Las medidas no hicieron su efecto al nivel esperado”
Disparidad de precios en la Economía
La disparidad de precios es uno de los principales problemas en que se encuentra la Argentina. Mientras que el Dólar CCL creció en un 790% desde 2018, el dólar oficial 414%, contra una inflación del 287%, y un aumento del salario del 250% y tarifas y alquileres congeladas en 150%. Una economía ordenada pero con devaluación debería mostrar cada uno de estos rubros con índices cercanos. Para el economista Pablo Goldin “el desafío está en acomodar los índices, pero es muy complejo porque suele pasar que los más relegados se acomodan a la suba y terminan empujando a los índices más elevados.”
Goldín agrega que “la Argentina lleva 9 meses consecutivos con inflación arriba del 3% mensual. Con todos los líos que tuvimos, hay que remontarse a los períodos de la hiperinflación para ver lo mismo.” Esta inflación no es producto de grandes devaluaciones o tarifazos, como sucedió en el pasado. Esta es una inflación macroeconómica estructural, propia de una economía desordenada. Se encuentra muy arraigada y se presenta muy difícil de resolver. Goldín señala “en otras oportunidades corregías y recuperabas. Un Gobierno devaluaba, enfrentaba 4 o 5 meses de inflación alta y luego bajaba.”
La perspectiva a largo plazo es tener que convivir con una inflación alta, incluso aunque haya meses por debajo del 3%. Goldín concluye que “estamos en un régimen de alta inflación”
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